La Economía Invisible: Validación
Los artistas necesitan la validación del público, de sus compañeros y de su propio crecimiento.
Parte 5 de 12
Por Beatriz Ramos y Yehudit Mam
Parte 4: Ingreso Básico
La Economía Invisible proporciona un espacio para que el público vea, discuta, y aliente el trabajo de los artistas. Lo hace sin depender de clasificaciones, “influencers” o reputaciones, e independientemente del nivel socioeconómico, educativo, del género o la edad de los artistas. Lo único que importa es su arte. Esto permite a los artistas crear libremente, expresar sus sentimientos, encontrar comunidad, interactuar creativamente, perfeccionar sus capacidades, aprender mutuamente, encontrar apoyo y sentirse empoderados. En la economía de la información en la que vivimos, los artistas pueden usar plataformas en línea para financiar, crear, distribuir y vender su trabajo de igual a igual. Aunque estas condiciones sin precedentes tienen el potencial de mejorar su calidad de vida y fomentar un nuevo renacimiento artístico, la era de la información ha acrecentado la insostenibilidad del arte.
La democratización de la creatividad está impulsada por las fuerzas del mercado que persuaden a consumir innumerables herramientas creativas para poder encontrar un público. Las redes sociales utilizan la validación personal a través de compartir, dar “me gusta”, y la auto-promoción como herramientas para su propio crecimiento económico. Como resultado, la gente se vende a sí misma a muerte y clama por atención lo más ruidosa y frecuentemente posible mientras que las corporaciones impulsadas por los ingresos maximizan sus ganancias fomentando comportamientos adictivos y compulsivos.
Si bien las redes sociales tienen la capacidad de crear poderosos movimientos como la Primavera Árabe, Black Lives Matter o #MeToo, las plataformas en línea también agravan problemas sociales como el bullying, la alienación, la depresión, las noticias falsas, la radicalización de ideologías, e incluso fomentan amenazas directas contra la democracia.
En el artículo The Internet Apologizes algunos de los arquitectos de la web dejan en claro que la raíz del problema es el modelo de negocio. Las empresas como Facebook y Google se benefician perniciosamente de la información personal que sus usuarios comparten a voluntad. Motivadas por alcanzar los mayores ingresos, estas empresas están incentivadas para maximizar las ganancias mediante la manufactura de la indignación.
Lo que comenzó en los años 70 y 80 a partir de la contracultura de Silicon Valley que adoptó nuevas tecnologías para cambiar el mundo, pronto se convirtió en una máquina de hacer dinero. “Queríamos que todo fuera gratis porque éramos hippies socialistas. Pero también amamos a los emprendedores… Así que queríamos ser socialistas y libertarios al mismo tiempo, lo cual es absurdo ”, dice el tecnólogo e innovador Jaron Lanier. En el año 2000, quebraron las plataformas en línea y, desesperadas, las empresas tecnológicas recurrieron a la publicidad para generar ingresos. Pero este modelo requiere de un público masivo y de adquirir la mayor cantidad de usuarios independientemente de su calidad. Ellen Pao, ex directora ejecutiva de Reddit, explica: “Todo se remonta a Facebook. Alcanzó el éxito tan rápidamente y fue tan admirado que cambió la cultura. Pasamos de “voy a mejorar la vida de las personas” a “voy a crear este producto que todos usen para ganar mucho dinero”. Después, Google salió a la bolsa y de repente aparecieron estos multimillonarios instantáneos… Entonces, en 2008, cuando los mercados colapsaron, todas esas personas de Wall Street que estaban motivadas por el dinero acabaron en Silicon Valley y entraron al sector de la tecnología”.
Según el artículo, al final de la década, todo lo que los inversores querían ver eran enganchamiento y crecimiento. Las nuevas empresas que compiten por el capital de riesgo se vieron presionadas a crecer a 100 millones de usuarios en seis meses. “Si la inteligencia artificial favorece la interacción como en Facebook y YouTube, incentivará el contenido divisivo, porque el contenido divisivo es muy eficaz para mantener a la gente enganchada”, dice Guillaume Chaslot, quien ayudó a desarrollar el sistema de recomendación algorítmica de YouTube. En las palabras de Roger McNamee, uno de los primeros inversores en Facebook, “básicamente, están tratando de fomentar el miedo y la ira para motivar el ciclo de la indignación porque la indignación es lo que te engancha más profundamente”.
Al mismo tiempo, estaban creando productos altamente adictivos. En 2013, el diseñador Tristan Harris escribió una presentación interna en Google en la que expresó su preocupación sobre el diseño adictivo y poco ético. La presentación se hizo viral pero tuvo poco impacto práctico ya que el incentivo de estas plataformas, como dice Harris, “específicamente es mantener a la gente enganchada”. En última instancia, como dice Lanier, “lo que comenzó como publicidad se transformó en una modificación del comportamiento masiva y contínua, con la gente siendo vigilada por sus dispositivos y recibiendo estímulos diseñados para modificar su conducta”.
En la realidad distópica de hoy, crear belleza es subversivo.
En DADA, personas de todo el mundo crean conversaciones visuales colaborativas espontáneamente. Estas colaboraciones son como improvisaciones de jazz, con muchos instrumentos y tonos diferentes amalgamándose en armonía hacia una sola melodía.
Algunas personas son mucho más elocuentes al dibujar o pintar que al usar el lenguaje verbal. Como una persona visual, siempre me molestó la tiranía de las palabras y me pregunté por qué no existía un sistema para que la gente hablara visualmente. Es por eso que la conversación en DADA es crucial. Hay muchas herramientas digitales para que las personas dibujen juntas en el mismo lienzo, pero en DADA el arte es un medio de comunicación.
Inspirados por el juego surrealista “cadáver exquisito”, desarrollamos un sistema en el que la gente puede ver el dibujo anterior y responder a él con otro dibujo, participando en un diálogo que enriquece y realza los dibujos previos. DADA inspira creatividad porque cada respuesta agrega un elemento de deleite y sorpresa. Además, la estructura de DADA fomenta un flujo creativo más consciente que resulta en conversaciones visuales espontáneas, a veces narrativas, y provoca respuestas con variaciones infinitas realizadas por gente de todo el mundo.
Ya sea si dibujas por pura creatividad o para expresar tus sentimientos, es difícil mentir al hacer arte. Cuando dibujas, no puedes esconderte. No puedes retratarte de forma idealizada o engañosa. El arte representa al artista con toda honestidad, y la identidad de un artista está entrelazada con su trabajo, lo que hace que crear arte sea intimidante.
“Si hacer arte le da significado a tu sentido de identidad, el miedo correspondiente es que no estás a la altura de la tarea, que no puedes hacerlo, o no puedes hacerlo bien, o no puedes volver a hacerlo; o que no eres un verdadero artista o no eres un buen artista, o no tienes talento, o no tienes nada que decir. La línea entre el artista y su obra es, en el mejor de los casos, muy delgada. Hacer arte se siente peligroso y revelador. Hacer arte es peligroso y revelador. Hacer arte precipita la duda en uno mismo, revolviendo corrientes profundas que se interponen entre lo que sabes que debes ser y lo que temes que puedas ser. Para muchas personas, eso de por sí es suficiente para evitar que florezcan”, escriben Bayles y Orland en Arte y Miedo.
En nuestras conversaciones visuales se comparte esta sensación de vulnerabilidad.
Cuando alguien más “te ve” en DADA y se toma su tiempo para responder, esa respuesta se siente como un regalo. Es por esto que desconocidos que dibujan juntos crean lazos extraordinarios de amistad, amor, y confianza. Como dicen Bayles y Orland, “Lo que obtenemos de otros artistas que hacen arte es valentía por asociación. La profundidad del contacto crece a medida que el miedo se comparte y, por lo tanto, se neutraliza. Y esto viene de aceptar el arte como un proceso y a los colegas artistas como almas gemelas”.
Precisamente porque crear arte nos hace vulnerables, nuestro enfoque está en las personas, y en que más personas hagan más arte para que descubran que la creación artística es liberadora y no intimidante. Por lo tanto, invitamos a todos a dibujar independientemente de sus habilidades. Así como los dadaístas defendieron el anti-arte un siglo atrás, hoy damos la bienvenida al arte amateur.
En Resistencia Digital, el Critical Art Ensemble ha afirmado que “los aficionados tienen la capacidad de ver a través de los paradigmas dominantes… Los aficionados no están comprometidos en los sistemas institucionales de producción de conocimiento y la construcción de políticas y, por lo tanto, las fuerzas irresistibles no guían el resultado de su proceso. Como dice la crítica de arte Roberta Smith: “Lo que buscamos en el arte es un sentido de urgencia: que el artista no pudo evitar crear. Lo que tenemos en el mundo del arte contemporáneo es demasiado calculado”.
En ocasión de CADAF 2019, la primera Feria de Arte Contemporáneo y Arte Digital, en Nueva York, presentamos Simplemente María: El Arte de María García, una exhibición de los dibujos de nuestra artista más prolífica, una mujer venezolana que no tiene estudios de arte formales, y que se gana la vida lavando carros. La historiadora del arte Agnes Berecz afirmó que "al exhibir esta obra imaginativa y formalmente inventiva, DADA presenta un contrapunto y una resistencia activa tanto a la fetichización de la tecnología como a la práctica demasiado estetificada del arte".
María no es menos artista que cualquiera que se beneficie del privilegio de acceder a escuelas de arte, materiales sofisticados, museos, galerías y el circuito profesional del mundo del arte. De hecho, es más admirable precisamente porque crea arte sin ninguna de estas cosas. De alguna manera, estas limitaciones le dan a su arte un punto de vista único. Su arte no tiene malos hábitos ni influencias: es pura autoexpresión.
El arte digital tiende a enfatizar la tecnología y sus herramientas a expensas de la autoexpresión. Creemos que el arte es un instinto humano fundamental y que está hecho por la gente común y corriente. DADA es un lugar donde las personas expresan sus emociones a través del arte. Pueden expresar sus miedos, paranoias, rabia, humor, tristeza, sentimientos de insuficiencia o la sensación de ser tratados injustamente, ya sea justificada o irracional, sin amenazar la cohesión de la comunidad. Al diseñar DADA, demostramos que es posible crear un espacio comunitario sano sin censura, donde el trolling y el acoso son neutralizados orgánicamente por una comunidad que es profundamente empática.
DADA fomenta una comunidad alentadora y que no juzga. En palabras de la artista y tecnóloga Kat Mustatea, “Con más de 150,000 usuarios en todo el mundo, DADA ha hecho lo que parecía imposible en la era digital: exponenciar la intimidad”.
Parte 6: Autonomía