La Economía Invisible de DADA
Proponemos una visión económica viable para nuestra comunidad global de artistas, remunerándolos equitativamente por su contribución.
Por Beatriz Ramos y Yehudit Mam
Parte 2 de 12
El capitalismo ha creado riquezas sin precendentes en la historia de la humanidad.
Ha sacado a millones de personas de la pobreza, pero cuando se trata de la distribución de la riqueza, la diferencia global entre ricos y pobres ha aumentado a niveles que, según el economista Thomas Piketty, se acercan a los de Francia antes de la revolución francesa. Nuestra versión actual del capitalismo ha diezmado a la clase media. Los multimillonarios Bill Gates, Jeff Bezos, y Warren Buffett colectivamente poseen más bienes que 160 millones de los norteamericanos más pobres.
En Homodeus, el historiador Yuval Noah Harari afirma que lo que distingue al homo sapiens y nos hace más poderosos que cualquier otra especie en la tierra es nuestra capacidad de crear ficciones. Las deidades, naciones y corporaciones ayudan a organizar a millones de personas pero solo existen en nuestra imaginación. Según Harari, para los sumerios, el dios Enki y la diosa Inanna eran tan reales como Google y Microsoft son para nosotros hoy en día. En el antiguo Uruk, los dioses funcionaban como entidades legales que podían poseer terrenos y esclavos, dar y recibir préstamos, pagar salarios, y construir presas y canales. Hoy, las corporaciones son personas legales ficticias que tienen dinero y propiedades, emplean gente, y crean emprendimientos económicos. Para entender nuestro futuro necesitamos entender como las narrativas sobre Jesucristo, la república francesa, y Apple, Inc. han consolidado tanto poder.
La ficción es vital, dice Harari. “Sin las narrativas comúnmente aceptadas sobre cosas como el dinero, los estados o las corporaciones, ninguna sociedad humana compleja puede funcionar.” En este sentido, las economías son ficciones sobre la interacción de las personas. Nuestra narrativa predominante hoy en día es el capitalismo, definido en esta cita atribuída a John Maynard Keynes como “la sorprendente creencia de que los hombres más malvados harán las cosas más malvadas para el mayor bien de todos.”
La era moderna ha estado dominada por dos maneras de asignar recursos en la sociedad: la planificación central (la Unión Soviética) y los mercados libres (los EE.UU.) incluyendo varias iteraciones y combinaciones intermedias. La planificación central persigue la igualdad de resultados; es decir, igualdad para todas las personas independientemente de sus esfuerzos, necesidades o aspiraciones individuales. Las autoridades centrales deciden lo que la gente puede o no puede hacer. Impulsan la igualdad a expensas de la libertad individual. Este es un sistema fundamentalmente autoritario. Por el contrario, los mercados libres favorecen la libertad individual y, como subproducto, la igualdad de oportunidades. En los mercados libres, los precios de los bienes y servicios están regulados por individuos motivados por su interés personal que compiten entre sí. Este es un sistema fundamentalmente antagónico. Es un juego de suma cero en el que la ganancia de alguien es la pérdida de otra persona. La desigualdad extrema producida por los mercados libres socava la igualdad de oportunidades y la libertad de elección.
¿Libertad o equidad?
Keynes, cuyas teorías económicas dominaron los años posteriores a la Gran Depresión, justificó la intervención del gobierno afirmando que los mercados libres no tienen mecanismos de autoequilibrio y son incapaces de responder eficazmente a las grandes recesiones. Se cree que la edad de oro del capitalismo, la expansión económica global de la posguerra desde la década de los cincuenta hasta los setenta, es el resultado de políticas económicas keynesianas. Pero fueron las opiniones contrastantes de su amigo Friedrich Hayek las que allanaron el camino para el neoliberalismo al demostrar la eficacia del libre mercado.
Hayek ganó el Premio Nobel de Economía por sus pensamientos sobre el poder del conocimiento descentralizado, conocido como la sabiduría de las multitudes. Argumentó que el conocimiento se distribuye de manera desigual entre los diferentes miembros de la sociedad. Según Hayek, una economía de planificación centralizada nunca podría igualar la eficiencia de los mercados libres porque lo que sabe una sola persona es solo una pequeña fracción de la suma total del conocimiento que poseen todos los miembros de la sociedad. Hayek creía que la prosperidad era impulsada por la creatividad, el espíritu emprendedor y la innovación y que las personas deberían poder moverse en áreas inesperadas y aprender de sus errores.
Keynes y Hayek llegaron a sus conclusiones hace más de medio siglo. Hoy es evidente que los mercados son más eficientes que la planificación central, pero deben ser regulados para corregir la desigualdad extrema y el daño ambiental irreversible que producen. Al momento de escribir este artículo, nos encontramos en una situación de gran incertidumbre económica. El mundo está afectado por una pandemia y hay indicios de que nos dirigimos hacia una depresión mundial. Harari argumenta que la tecnología está evolucionando a un ritmo tan rápido que los gobiernos no pueden liderar un mundo que ya no entienden y, por lo tanto, están relegados a un papel reactivo. Es tiempo de implementar mejores ficciones.
La libertad y la equidad no tienen por qué excluirse mutuamente
Podemos aprovechar la sabiduría de la multitud sin las dinámicas perniciosas, egoístas y competitivas de los mercados. Esta no es una idea nueva. Durante más de cincuenta años, Noam Chomsky ha abogado por una sociedad libre y bien organizada, construida desde la raíz: un sistema más igualitario sin jerarquías, en el que las personas se involucran en iniciativas espontáneas que surgen del libre consentimiento y donde tienen la autonomía para dirigir sus propias vidas y desarrollar plenamente sus talentos al servicio de la sociedad. Chomsky sostiene que el anarquismo social es un sistema más apropiado para una sociedad tecnológica avanzada como la nuestra.
En el mundo interconectado de hoy, el trabajo ya no necesita estar organizado en jerarquías. Las plataformas de igual a igual (peer-to-peer) coordinan a las personas y fomentan un nuevo tipo de autodisciplina que surge del libre consentimiento. La gente quiere tener acceso a las redes de información y está motivada a contribuir a estas redes y co-crear valor dentro de ellas.
Los artistas en DADA han realizado decenas de miles de dibujos por el puro placer de conectarse y crear arte con otros artistas en todo el mundo. Wikipedia, la enciclopedia más grande del mundo, es publicada por voluntarios autónomos que no esperan remuneración. Su recompensa está en contribuir a una causa más importante que ellos: transmitir y proteger el conocimiento libre y abierto.
El fundador de Wikipedia, Jimmy Wales, cita "El uso del conocimiento en la sociedad" de Friedrich Hayek como una influencia central. En su libro Drive, Daniel Pink escribe que en 1995 hubiera sido imposible encontrar un economista que que creyera que una enciclopedia gratis producida por miles de voluntarios sin ninguna calificación especial, pudiera convertirse en la más popular del mundo y competir contra y aniquilar en última instancia a Encarta, una enciclopedia de Microsoft, la compañía mas poderosa del mundo, producida por escritores y editores bien pagados y altamente calificados. “La gente supone que Wikipedia solo funciona en la práctica. En teoría, no debería funcionar”, escriben Sheizaf Rafaeli y Yaron Ariel en Aspectos psicológicos del espacio cibernético.
Wikipedia demostró que la sabiduría descentralizada puede alimentar un tipo diferente de red de información que no depende de las normas del mercado, el interés propio, la escasez y la competencia; sino que más bien está basado en normas sociales como la cooperación, la creatividad, y el altruismo. Wikipedia se mantiene por donaciones. Sin embargo, creemos que las redes de información pueden ser autosuficientes sin depender de donaciones o modelos comerciales tradicionales.
La Economía Invisible propone una visión económica viable para nuestra comunidad global de artistas que los recompensa de manera justa por su contribución sin desvirtuar las razones intrínsecas por las que participan.
Se basa en dos valores fundamentales:
- La búsqueda del bien común a través del empoderamiento de la libertad individual.
La descentralización permitida por blockchain no resuelve el dilema de libertad contra equidad. Si elimináramos la autoridad central tanto en la planificación central como en los modelos de libre mercado pero mantuviéramos intactas sus ideologías, en el primer caso llegaríamos al colectivismo, en el que el grupo tiene prioridad sobre el individuo, y en el segundo caso, obtendríamos el libertarismo, que defiende el libre mercado desenfrenado sin ocuparse del bienestar de la comunidad.
Ubuntu, que significa “Yo soy porque todos somos”, es una filosofía del sur de África que fomenta la empatía, la comunidad, la igualdad y la distribución justa de la riqueza. Esta responsabilidad colectiva no significa que el beneficio de la comunidad tiene prioridad sobre el individuo. Por el contrario, promueve el bien de la comunidad a través del reconocimiento incondicional y la apreciación de la individualidad.
La Economía Invisible de DADA se basa en los valores de la economía participativa conocida como ParEcon propuestos por el activista político y economista Michael Albert. ParEcon es un sistema económico descentralizado basado en la toma de decisiones participativa como el principal mecanismo económico para la asignación de recursos en la sociedad. Tiene como objetivo dar a todos las mismas oportunidades, independientemente de su identidad, y les permite elegir libremente mientras avanzan de manera cooperativa y no antagónicamente.
2. El potencial total de una persona solo se puede realizar si se cubren sus necesidades materiales básicas.
Décadas de investigación han demostrado que cuando los incentivos intrínsecos como el amor por el dibujo o la colaboración son reemplazados por recompensas extrínsecas como los salarios, los incentivos intrínsecos disminuyen e incluso pueden desaparecer. Las expectativas materiales y las recompensas tangibles como el dinero y el estatus tienden a perjudicar la creatividad y la innovación. La dinámica del mercado hace que las personas sean más egoístas, más competitivas y menos altruistas. Pero DADA existe en un mundo de libre mercado, y si bien los artistas de DADA están motivados por amor al arte, también necesitan ganarse la vida como artistas.
Por lo tanto, para preservar la naturaleza misma de nuestra comunidad necesitamos separar el arte del mercado: la economía debe ser invisible. De esta manera, las personas que crean valor en DADA continuarán creando arte con placer y pasión, sin la presión de vender, comercializar o producir, y serán recompensadas automáticamente por su contribución con un ingreso básico.
Parte 3: Estructura de Incentivos