La Economía Invisible: Colaboración Creativa
Blockchain pone la pauta para la colaboración creativa exponencial y para que el arte fluya libremente de maneras inesperadas.
Por Beatriz Ramos y Yehudit Mam
Parte 9 de 12
Parte 8: El Bien Común
El mercado valora el arte por su escasez, lo que incentiva a hacer menos arte. Es difícil inspirar la colaboración creativa cuando las estrictas leyes de derechos de autor impiden la creación conjunta, no hay forma de rastrear la atribución de cada autor, y mucho menos de capturar el valor de colaboraciones espontáneas como los memes.
Hasta hace poco, el arte digital no tenía valor económico porque podía reproducirse infinitamente. Pero ahora la tecnología de blockchain permite convertir el arte digital en activos digitales únicos que se pueden vender, comprar, o intercambiar, lo cual aporta escasez, autenticación, y propiedad individual al arte digital y le permite capturar valor de la misma manera que el arte físico. Esto ha generado la aparición de un mercado de arte digital.
A través de activos digitales criptográficos llamados tokens, blockchain también permite agregar capas a una obra de arte digital sin necesitar permisos, lo que permite a los artistas colaborar libremente mientras se respeta la autoría de cada uno. Dado que DADA es una plataforma colaborativa, esto abre una pauta para la co-creación exponencial y para que el arte evolucione libremente de formas inesperadas.
Bitcoin fue el primer token que resolvió el problema conocido como el doble gasto. El problema con el dinero digital era que alguien podía duplicarlo y gastarlo simultáneamente en dos lugares. Bitcoin lo resolvió utilizando el mecanismo de consenso de blockchain en el que miles de computadoras en todo el mundo validan la transacción que luego se integra a un registro público donde las transacciones no se pueden modificar. En otras palabras, si yo te envío un bitcoin, la red sabe que ahora tú lo tienes y yo no. Las obras de arte digitales se pueden intercambiar de la misma manera.
Las criptomonedas como Bitcoin son tokens, pero los tokens pueden tener más funciones que el dinero. Se pueden programar para representar cualquier cosa: una membresía, una entrada para un concierto, puntos en un juego, recompensas por participación, acciones en una empresa, o espacio en un terreno. Los tokens nos permiten crear, intercambiar y rastrear nuevos tipos de valor que no se han contabilizado previamente.
Al igual que Bitcoin, algunos tokens pueden ser fungibles o intercambiables, como el dinero fiduciario: un billete de un dólar tiene exactamente el mismo valor y las mismas características que otro billete de un dólar. Pero también pueden ser únicos, como una identidad: mi identificación es única y diferente de la tuya. Estos son los tokens no fungibles, o NFTs que pueden representar arte digital único y escaso. Si bien cualquiera puede hacer capturas de pantalla infinitas de una obra de arte digital, los coleccionistas ahora pueden comprar y poseer un NFT del “original” digital con su procedencia verificada y autoría registrada en blockchain. Como analogía, si alguien hace una réplica exacta de la Noche estrellada de Van Gogh, el valor seguirá estando en la pintura original, independientemente de cuántas ediciones se reproduzcan y se difundan.
Lo que hace que la tecnología NFT sea tan interesante es que puede combinarse con las contribuciones de diferentes artistas que mantienen su atribución.
Esto transforma la manera tradicional de valorar el arte. Esto significa que en DADA ahora cualquiera podrá usar, remezclar, animar, agregar música o textos sobre cualquier obra de arte digital dentro de nuestra plataforma. Cada nueva iteración será su propio NFT, garantizando que todas las variaciones de la obra de arte mantengan su integridad y atribución mientras que el arte evoluciona libremente a medida que más personas contribuyan, de manera similar a cómo evolucionan y se ramifican nuestras conversaciones visuales.
En la Economía Invisible, el arte es valorado por su abundancia y evolución constante.
Creemos que el valor del arte no radica en su escasez. Para nosotros, el valor real del arte digital radica en la atribución y la propiedad vinculadas a la obra de arte digital, y en que ahora es posible tener un activo digital único que puede ser visto, usado y remezclado por cualquier persona en el mundo.
Pero seamos claros. Alentamos el flujo libre de información y el intercambio de arte, pero no si alguien lucra con el trabajo de un artista sin remunerarlo. Hay proyectos en blockchain que permiten a las personas tokenizar cualquier imagen y venderla con fines de lucro sin ninguna verificación, atribución o remuneración del artista original, lo que es similar a legitimar el robo del trabajo ajeno.
Esto se puede hacer de una manera justa.
En DADA, cada dibujo digital se realiza directamente en nuestra plataforma con nuestras herramientas. En cuanto el artista publica el dibujo, este se guarda junto con los metadatos sobre el artista en IPFS, un servidor público distribuido que ninguna autoridad central controla y que es mantenido por miles de computadoras en todo el mundo. El almacenamiento de arte en IPFS permite que las obras de arte existan independientemente de cualquier organización; el arte se puede ver incluso si la organización cesa de existir. Este es el primer paso hacia la descentralización.
Cuando la obra de arte se tokeniza, el NFT se adjunta a un contrato inteligente. Este es un acuerdo que estipula las condiciones para la venta de la obra de arte. Estos contratos son códigos digitales que se ejecutan automáticamente una vez que se cumplen sus condiciones. Si alguien compra una obra de arte digital bajo este sistema, el contrato inteligente envía automáticamente el dinero al artista y la obra de arte al coleccionista, en tiempo real y sin ningún intermediario.
Los contratos inteligentes pueden incluir regalías sobre las ventas secundarias, lo que no sucede en el mercado del arte convencional.
La tecnología aún es muy nueva y todavía presenta algunos obstáculos, como la dificultad de ejecutar diferentes contratos inteligentes a través de diferentes plataformas, pero tarde o temprano los artistas podrán obtener regalías de su arte a perpetuidad. En DADA, nuestros contratos inteligentes reflejarán nuestra modelo de distribución de acuerdo con nuestro sistema ludificado y distribuirán automáticamente el ingreso básico correspondiente. Esto nos permite explorar todo tipo de posibilidades para la co-creación.
Con más de 120,000 dibujos creados en nuestra plataforma, DADA tiene la colección de arte digital único más grande del mundo lista para ser comercializada como NFTs. Somos pioneros en el mundo del arte digital único y estamos comprometidos a seguir trabajando en el desarrollo de este mercado, no compitiendo sino colaborando con personas y proyectos en la comunidad de arte en blockchain. Este es un espacio donde hay un enorme potencial de innovación con nuevas formas de ver, mostrar, intercambiar, coleccionar, y experimentar el arte.
La co-creación exponencial requiere de una curaduría sofisticada. Los curadores tienen un papel importante en el arte. El curador y codirector de las Serpentine Galleries de Londres, Hans Ulrich Obrist, escribe que ser curador “significa preservar, en el sentido de salvaguardar el patrimonio del arte. Significa ser el selector de nuevos trabajos. Significa conectarse con la historia del arte. Y significa mostrar u organizar el trabajo”.
En DADA, vemos a los curadores y los artistas como colaboradores que se inspiran y se desafían mutuamente.
DADA es una plataforma abierta; no fungimos como guardianes ni curadores. Ya que el arte se crea directamente en nuestro sitio y no se sube a la plataforma, no tenemos un problema de primer registro: conocemos la procedencia y la atribución de cada obra de arte. Actualmente, la curaduría actual proviene de nuestro sistema ludificado, que toma en cuenta la cantidad de obras de arte que los artistas hacen, si responden a los demás y la validación de la comunidad a través de los “likes’’. Si bien nuestro actual sistema de curaduría es básico, podemos desarrollar un sistema más sofisticado que expanda el entendimiento colectivo del arte y enriquezca la cultura.
Los sistemas automatizados y algoritmos de curaduría comunitaria tienden a producir resultados basados en el contenido más popular. Las soluciones como los registros curados con tokens, en los que las personas pagan para poder elegir arte con la esperanza de recompensas financieras a futuro, no resuelven este problema y replican las dinámicas del libre mercado.
Proponemos un conjunto más amplio de criterios de clasificación que podría producir resultados más diversos e interesantes.
En lugar de crear “influencers”, tiene más sentido entrenar el ojo de la mayoría para que puedan aprender a apreciar el arte de diferentes maneras a medida que avanzan en el sistema. Es decir, capacitar a las personas para usar un conjunto más diverso de criterios para hacer curaduría. Nuestro sistema ludificado se puede utilizar para motivar a las personas a aprender y enseñar sobre el arte. Creemos que pueden adquirir criterios sofisticados para juzgar el arte a medida que avanzan a través del sistema.
En lugar de otorgar “likes”, la gente tendrá diferentes opciones de curaduría que se volverán cada vez más sofisticadas a medida que vayan curando. Al principio, podrán encontrar criterios como “dulce”, “hermoso”, “divertido”, “colorido”. A medida que adquieran más puntos, obtendrán opciones más complejas, como “provocativo”, “conmovedor”, “expresivo”, “perspicaz”, “juguetón”, “irónico”. Esto es lo que queremos decir con “entrenar el ojo”: aprender a apreciar los diferentes elementos del arte hasta que se encuentren con criterios en los que reconozcan un sentido sofisticado de color, composición, género, o un estilo original. En esta etapa, las personas habrán aprendido más criterios para entender cómo los artistas crean valor mediante habilidades y medios de expresión diferentes. También aprenderán que el arte puede afectarnos por medios diferentes pero igualmente válidos. En DADA, las personas siempre verán el arte en un contexto colaborativo, de modo que puedan disfrutar y comparar el trabajo de más de un artista. Aprenderán que el arte puede tener un efecto en nosotros a través de medios diversos pero igualmente válidos.
Este sistema de curaduría no se basa en lo que es más popular o se considera mejor, sino en un conjunto sofisticado de criterios que brinda opciones más diversas que a su vez alientan al descubrimiento de una variedad más amplia de artistas, no solo aquellos empujados a la cima por un sistema basado en la popularidad.
Las conversaciones visuales tendrán su propio conjunto de criterios, tales como la fluidez, el diálogo, o la coherencia de un tema o narrativa, lo que a su vez enseñará a los artistas cómo conversar mejor visualmente. Al mismo tiempo, se motivará a cualquiera que sea curador a que intente crear arte, para que pueda experimentar lo que se siente, lo que a su vez puede profundizar su apreciación. A medida que avancen en el proceso, su curaduría valdrá más puntos.
Por medio del diseño progresivo también podemos alentar a las personas a aprender y enseñarse mutuamente sobre el arte a través de tutoriales transmitidos en vivo, exhibiciones, y conversaciones sobre el arte.
Estas son solo algunas ideas básicas que pueden habilitar un sistema de curaduría creativa y colaborativa que brinda a todos la oportunidad de aprender apreciación del arte. A través de esta curaduría, nuestro sistema ludificado determinará automáticamente qué dibujos y conversaciones visuales saldrán a la venta, cuándo, a través de qué mecanismo de ventas y a quién, poniendo en marcha el motor económico descentralizado de la Economía Invisible.
Este enfoque se utilizará en todos los aspectos del sistema, incluida la coordinación y la toma de decisiones. Por ejemplo, la ludificación puede ayudar a respaldar el autogobierno mediante la difusión de información de manera incremental y oportuna, y al promover orgánicamente los derechos y privilegios de voto.
Frecuentemente nos invitan a eventos y exhibiciones de arte y generalmente llamamos a nuestra comunidad para participar en colaboraciones de dibujo en vivo. Los artistas han notado que la calidad de las conversaciones visuales disminuye con la presión de un evento en vivo. Cuando planeamos la subasta en la conferencia RXC, tuvimos que entender cómo crear una obra de arte bajo una presión extrema. Cada artista solo tenía 15 minutos para hacer su dibujo y pasar el batón al siguiente artista mientras se transmitía en vivo y la gente ofertaba en la subasta. Esto requirió horas de preparación. Desde entonces, hemos participado como The DADA Collective en presentaciones de dibujo en vivo en Ethereal Summit en Nueva York y en la Tate Modern Gallery en Londres, entre otros. Por ejemplo, participamos en una velada de arte y música organizada por nuestros amigos de EI, en la que los artistas de DADA dibujaron en línea al son de música en vivo. La participación de los artistas es siempre voluntaria y espontánea y no controlamos ni dirigimos nada. Estos proyectos organizados por la comunidad son bastante complejos y requieren de una planificación y toma de decisiones eficientes. Nos ayudan a unir a la comunidad, pero todavía no tenemos las herramientas adecuadas para optimizar la experiencia. Comprender y eventualmente automatizar el proceso de ejecución de estos proyectos altamente complejos sentará las bases hacia esfuerzos más ambiciosos organizados descentralizadamente.
Pensamos que la colaboración creativa sucede más allá de los artistas que crean arte juntos, sino que abarca a los coleccionistas, amantes del arte, desarrolladores, y miembros de la comunidad de arte en blockchain. A través de su colaboración en la Economía Invisible serán recompensados de manera tanto personalmente significativa como monetariamente.
Parte 10: Interdependencia